lunes, 8 de abril de 2013

El día que llovió, hubo atletismo.


Actividad Deportiva el pasado 23  de Marzo de 2013.


Lorena[1] había estado toda la semana ensayando en su casa y en las calles del  barrio para ganar esta carrera atlética, ella siempre ha deseado subir a la tarima del colegio y recoger una medalla, por eso esta vez se preparó para lograr un triunfo, me había pedido que le tomara  fotografías  desde que llegó ese viernes  hasta  que recibiera su  premio  y así contar su historia, poder subirlas a la red social y con orgullo mostrar su alegre sonrisa en la portada de su cuenta.
La preocupación no era si Lorena lograba ganar, sino todo el proceso que había que cubrir, muchas actividades alrededor del atletismo, iniciando por los uniformes, la identificación, los puestos de control, los docentes en cada sitio, el clima de ese día, tantos atletas para retratar sus rostros, sus miradas, sus expectativas y con el seguimiento constante de Lorena para que quedara todo registrado.
Ese día  un profesor desde sus creencias religiosas había planteado que todos los viernes de dolores (dos días antes del domingo de ramos, semana santa) siempre llueve, así  había que prepararse para  el aguacero en medio de la carrera atlética que harían los estudiantes, era mejor aplazar la fecha, pero ya  todo estaba organizado y era necesario empezar a correr, tener listas las banderas, las  medallas, el uniforme, la cámara fotográfica, el ánimo para conocer qué pasaría y cuáles eran los mejores atletas del colegio. Y las ideas de Lorena, una niña que no podía aplazar su triunfo por la lluvia o por el sol, era importante fijarse un plan de trabajo que permitiera  captar la sonrisa, los llantos, los ánimos, los invitados, los curiosos, las historias detrás de la gama de sonrisas y alegrías que se generaban en esta carrera por ser el mejor o la mejor.



[1] Lorena representa las expectativas de todos los estudiantes.

El encuentro deportivo inició, todos los estudiantes estaban animados para ganar, comenzó entonces la actividad y una leve lluvia mojó el piso, bajó la  temperatura y los participantes subieron a los salones a preparar sus insignias y como  Lorena deseaba ganar se quedó en el patio practicando y adaptarse al clima, así al poco tiempo sonó la música, todos nuevamente al patio central y dar inicio al recorrido.  
Ese día no llovió mucho tiempo, el clima a 2600 metros sobre el nivel del mar cambia constantemente, hace sol, llueve, hay nubes, se ve la luna, en fin… Lorena quería ganar y caminó hasta el lugar de encuentro. Después de 1 hora de  organización por grupos, edades, genero, comenzó la carrera, en algunos tramos había llovido, en los sitios de los docentes todo estaba listo, las banderas  rojas no indican que se haya llegado sino que  se entusiasma a la gente. Lorena no empezó de primera, esta fijándose en las plantaciones, en el sector de Funza que no conocía, en lo bucólico que  parece el paisaje, en los demás, en las conversaciones, en los  rostros que tienen para ganar, en la sorpresa de quien llegará primero.

Muchas fotografías recuerdan este día, cada una cuenta una historia, un instante capturado que señala esta actividad como una de las más  alegres, mejor vividas, desde las caídas, los desmayos, la tristeza de llegar de segunda,  la sonrisa de recibir una medalla y hasta el sonido que hace  gritar para ser escuchados. En esta oportunidad Lorena corrió bastante, una estudiante de 11 grado la pasó, otra de noveno, una de décimo, ella se percató que ya no lograba ser la primera, pero disfrutó esta actividad, sonreía siempre, llegó entre las últimas pero sintió que la carrera antes de semana santa es una institucionalidad del colegio, es una oportunidad para  correr, caminar, alegrarse, verse desde otras competencias y la integración  que se vivió en el colegio solo la hizo aplaudir fuete al pasar todos los que recibieron medallas.




Endri Martín Torres Romero.

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